La carga inalámbrica es excelente hasta que no lo es, y un análisis de su eficiencia revela que este tipo de funciones tienen un problema: se desperdicia mucha más energía.
El propio Wireless Power Consortium había advertido durante mucho tiempo sobre la ineficiencia de los sistemas de carga inalámbrica, pero un nuevo estudio deja claro que se utiliza casi un 50% más de energía a la hora de cargar el móvil con un cargador inalámbrico frente a hacerlo con el cargador de cable convencional.
El estándar Qi es el mejor que tenemos, pero no es muy eficiente
Ser capaz de transmitir energía sin cables es un viejo sueño tecnológico que se ha hecho realidad hace mucho tiempo. Los cargadores inalámbricos que utilizan técnicas como la inducción llevan tiempo permitiéndonos cargar nuestros móviles o relojes inteligentes y haciéndonos la vida más cómoda, pero no lo hacen más eficiente o más barato.
El Wireless Power Consortium (WPC) ya lo advirtió hace años (PDF). En un estudio para evaluar la eficiencia de la carga inalámbrica, confesaron que medir ese parámetro fue bastante difícil porque, en primer lugar, no existía una metodología estandarizada que permitiera establecer qué tan eficiente (o ineficiente) era un sistema de carga inalámbrica.
Es precisamente por eso que se propusieron comparar tecnologías de carga inalámbrica como las de Rezence y Qi, que actualmente es el estándar de facto en la industria. El primero, Rezence, fue una implementación fantástica para cargar varios dispositivos al mismo tiempo en la misma superficie, pero su costo y eficiencia no lo hicieron particularmente deseable.
En ese estudio de WPC se concluyó que la eficiencia debe calcularse como una media espacial, y después de comparar diferentes cargadores (todos se compran como una opción, algo que pronto parece ser cierto también con los cargadores de cable) quedó claro que la eficiencia de estas tecnologías fue muy pobre en el caso de Rezence (39,6%) y mediocre en el caso de Qi (59,4%).
La carga inalámbrica nos hace gastar casi un 50% más de energía
Los datos ahora han sido validados por un estudio de OneZero en el que se compararon cuánta energía se necesitaba para cargar un Pixel 4 de 0 a 100% usando varios cargadores inalámbricos y comparando esos datos promedio con la energía necesaria para cargarlo con su cargador de cable.
El resultado fue abrumador: en promedio, la carga inalámbrica usó 21,01 Wh, mientras que la carga por cable usó 14,26 Wh. Eso significa la carga inalámbrica usó un 47% más de energía “por la comodidad de no enchufar un cable” Que en realidad si te conectas, pero en vez de hacerlo al móvil lo conectas a la base de carga inalámbrica, claro.
“En otras palabras”, concluyeron los responsables del estudio, “el teléfono tiene que trabajar más duro, generar más calor y recolectar más energía cuando cargas de forma inalámbrica para llenar una batería del mismo tamaño.” Las cosas son aún más difíciles cuando queremos ir más allá y pensar en este sistema para coches eléctricos, aunque ya hay quienes están trabajando en ello.
En ese experimento, quedó claro algo que también se observó en el estudio del Wireless Power Consortium: la posición en la que colocas el móvil en el cargador inalámbrico afecta claramente a la eficiencia de carga.
Es cierto que este impacto no es especialmente preocupante para un solo usuario: el estudio que realizamos en Xataka reveló que la inversión aproximada que hacemos para cargar el móvil son solo 1,5 euros al año.
El problema, por supuesto, surge cuando miramos eso en una escala macro. Tal y como dijeron los responsables de iFixit al ser consultados por OneZero: “si los más de 3.000 millones de smartphones que hay en uso necesitaran un 50% más de energía para hacerlo, la cosa acabaría sumando una gran cantidad. Así que este es un problema social, no personal”.
Vía | unocero